Escrito por: Noticias de Universo MOLA

Por Noelia Ponce de León y Grisel Urain – Voces del #UniversoMOLA Córdoba, Argentina

El 24 de abril del año 2013, se derrumbaba el edificio Rana plaza en Bangladesh, 1135 personas fallecieron y más de 2000 resultaron heridas, todos trabajadores textiles.

Desde esa fecha, todos los 24 de abril, alrededor del mundo ha cobrado fuerza un movimiento que conocemos como Fashion Revolution. Sucede que esta fecha clave dejó al descubierto una realidad escondida detrás de  las campañas de temporadas, las tendencias y  las liquidaciones.

Entre los escombros se encontraron etiquetas de marcas internacionales como Mango, C&A, Primark, Walmart, entre otras, y entonces se encendió la alarma y comenzamos a preguntarnos ¿Quién hace nuestra ropa? y ¿En qué condiciones trabajan esas personas?

Sucede que se calcula que 75 millones de personas alrededor del mundo trabajan en la industria textil y de la moda, y que de esas personas, entre el 75 y el 80% son mujeres de entre 18 y 24 años, para quienes están reservadas las tareas de costura, acabados y embalajes; los puestos de supervisores, operadores de maquinaria y técnicos suelen estar reservados para los hombres y en cuanto al salario, ganan más.

La gran mayoría de los empleados de las fábricas textiles que proliferan en países como China, Camboya, Bangladesh, India, Marruecos, Turquía, Filipinas, Egipto o Sri Lanka, no trabajan directamente para las grandes marcas, sino para empresas subcontratadas, lo que propicia que muchas compañías se desentiendan por completo de las condiciones de vida de estos empleados.

Algo similar sucede por estas tierras y atraviesa a toda Latinoamérica; las trabajadoras a domicilio que proveen de sus servicios a la industria.

En Argentina, el 78% de las prendas se realizan en condiciones informales y son elaboradas por más de medio millón de personas, según datos de la fundación La Alameda.

Un estudio conjunto de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para el Cono Sur de América Latina y la Fundación SOL (2017), evidenció que las trabajadoras textiles en domicilio producen para intermediarios que abastecen a la industria textil mayorista y que las condiciones laborales en las que esta dinámica se desarrolla son de alta precariedad, con bajas remuneraciones y sin acceso a la seguridad social.

Las grandes empresas se ocupan de las fases de diseño, moldería y corte donde se juega el aprovechamiento de la materia prima o contratan cooperativas o talleres registrados que emplean trabajadoras/es bajo condiciones formales de trabajo y que cuentan con la tecnología relativamente moderna. Pero contratan por fuera la confección y terminaciones que son las que requieren mano de obra intensiva. Para ello acuden a empresas intermediarias que pueden volver a sub-contratar talleres pequeños o trabajadores/as por cuenta propia (a domicilio), que no aparecen vinculados a la empresa principal, ni cuentan con derechos laborales y trabajan en condiciones muy precarias. Muchos de los talleres no están registrados, no declaran su actividad, no pagan impuestos y operan de manera clandestina.

Este tipo de organización favorece al nivel superior de esta cadena, quien se desentiende de las condiciones laborales de las personas que trabajan en las pequeñas empresas, las cooperativas, los talleres no registrados o a domicilio, para abaratar costos.

De ahí que la ganancia se sostenga no en el valor intrínseco del producto, sino en las bajas remuneraciones pagadas a los eslabones inferiores.

“EL TALLER CLANDESTINO Y EL TRABAJO A DOMICILIO EN CONDICIONES DE PRECARIEDAD LABORAL, RESULTAN PIEZAS CLAVES PARA REDUCIR LOS COSTOS DE PRODUCCIÓN Y POR LO TANTO AUMENTAR EL MARGEN DE GANANCIA EMPRESARIA EN LA INDUSTRIA DE LA CONFECCIÓN”.

Ahora, ¿Cuál es la realidad de lo/as trabadores/as a domicilio?

  • Las/os trabajadoras/es a domicilio son sometidos a largas jornadas de trabajo.
  • Trabajar en casa hace difícil la separación entre los horarios de trabajo remunerado y los tiempos dedicados a las tareas domésticas y al cuidado de los hijos.
  • Convivir con máquinas de coser tiene diversos riesgos para la salud. La falta de condiciones de trabajo adecuadas, trabajar muchas horas con mala iluminación y en posición no saludables puede crear problemas en la postura y la visión.
  • La presencia de materiales textiles en el espacio de la vivienda puede generar enfermedades pulmonares debido a la gran concentración de polvo en el aire.
  • No se perciben salarios mínimos establecidos para el sector.
  • Los ingresos suelen ser menores a los que se obtienen en talleres fuera del domicilio, porque hay más costos: la reparación de la máquina si se rompe, el costo de agujas y aceite, el costo de la electricidad, o el costo del hilo o la tela extra si suceden errores durante la producción.
  • Dado que el pago es por pieza, en lugar de un salario por hora, las/os trabajadoras/es se ven obligados a producir más en menos tiempo para obtener más ingresos o a jornadas de trabajo muy extensas para aumentar la cantidad.
  • Como el trabajo es en el hogar donde también se cría a los hijos, el riesgo de trabajo infantil es mayor que en los talleres que no son a domicilio. Ante la exigencia de llegar con los tiempos de entrega de las prendas, muchas veces se recurre a la ayuda de las/os niñas/os de la casa.
  • En el trabajo a domicilio, no hay posibilidades de promoción o ascenso, lo que significa que las trabajadoras siguen haciendo el mismo tipo de trabajo por el mismo monto de dinero sin posibilidad de progresar económicamente.
  • No cuentan con vacaciones pagas, ni licencias por enfermedad o maternidad, ni beneficios de seguridad social, ni de seguridad e higiene. El trabajo a domicilio, se realiza en una situación de aislamiento, por lo tanto, las trabajadoras no tienen contacto con otras/os trabajadoras/es y tienen más dificultades para organizarse, reclamar sus derechos y negociar precios.

 

“EN ALGUNOS PAÍSES, LA INDUSTRIA DE LA CONFECCIÓN DE PRENDAS ESTÁ MUY LIGADA TAMBIÉN A LA EXPLOTACIÓN DE PERSONAS MIGRANTES PROVENIENTES DE OTROS PAÍSES, SIN LOS DOCUMENTOS NECESARIOS PARA TRABAJAR. LA TRATA DE PERSONAS PARA EL TRABAJO FORZOSO APARECE RELACIONADA EN MUCHOS CASOA A ESTA ACTIVIDAD”

Lo difuso de este tipo de trabajo y la falta de legislación y/u organismos de control en muchos países, dificulta el empadronamiento y la obtención de cifras exactas sobre cuántas, dónde y en qué condiciones se prestan estos servicios. Pero también este contexto hace difuso el para quiénes o quién. Se necesitan regulaciones que exijan la trazabilidad de las prendas para poder reconocer y registrar todos los datos del proceso productivo y formalizar el trabajo a domicilio.

Producir mucho, en poco tiempo y a bajo costo, las premisas de este modelo rápido y obsoleto que necesitamos rediseñar.

“LA MODA RAPIDA NO ES GRATIS, ALGUIEN EN ALGÚN LUGAR ESTA PAGANDO EL PRECIO”

Ser diseñadores hoy trae implícita una gran responsabilidad, pero ser consumidores hoy, trae implícita una responsabilidad aún mayor.

En palabras de Vandana Shiva, “Cada acto de consumo promueve una realidad y es, finalmente, un acto político que puede ser revolucionario”. Cada compra está emitiendo una señal del mundo que queremos construir, del mundo que queremos habitar.

Pregúntate en qué condiciones se hace lo que llevas puesto, revisa las etiquetas, revisa la historia de las marcas que usas, anímate a descubrir nuevos diseñadores que trabajan duro para lograr propuestas diferentes.

Podemos ser la revolución de la moda, que la revolución sea para todxs.

 Fuentes:

“Moda y textiles, ¿Qué es ser sustentable?”, Miguel Angel Gardetti, LID Editorial, 2017

“Herramientas para promover los derechos laborales de las trabajadoras de la costura”, Norma Sanchís, Fondo mujeres del sur, 2014

Fundación La Alameda, Argentina

Fundación Sol, Chile

Fashion Revolution.org

Fuentes de las Imágenes:

http://archivo.argentina.indymedia.org/print.php?id=919349

https://fashionunited.co/noticias/moda/cooperativas-textiles-rescatan-a-esclavos-de-talleres-clandestinos-en-argentina/2015072020430

http://infogremiales.com.ar/

http://www.revistamujer.cl/2014/04/21/01/contenido/fashion-revolution-day.shtml/