Escrito por: Noticias de Universo MOLA
Por Laura Donoso, Colaboradora Colombia
Cuando se habla de moda la gente piensa en un estereotipo de modelo como objeto ligado al concepto, lo mismo pasa con la pasarela o el show. En significados literarios es conocida como un conjunto de prendas, y complementos basados en las costumbres colectivas y gustos individuales, pero esto solo le da características superficiales a lo que explícitamente está asociado al poder socioeconómico, político y la pertenencia (aun así, no alcanza a abarcar todo lo que la moda representa). Es necesario darle a la moda la trascendencia que tiene.
La moda así como el arte trascienden de lo tangible, para convertirse en una expresión de la identidad humana propiamente.
Para hablar de arte no es necesario referirse a Caravaggio, ni Miguel Angel, porque como pasa con la moda, la primera imagen se presenta como un exponente universal: un cuadro. El arte como dice Platón, es solo una copia de la realidad, un espejo tocado por la mano humana y puesto como sus ojos lo veían. El dilema de si la moda es arte no es importante ni se quiere solucionar en este artículo, los dos son en sí la extensión de cómo se siente el cuerpo; el arte por un lado pretende representar con imágenes físicas lo que se tiene en la mente, y la moda la necesidad de apropiarse del cuerpo. Todas las texturas son válidas, los colores, y la transgresión. La moda existe en las calles como el insulto de las pasarelas, asi como el cuadro negro de Kazimir Malevich evoca lo insulso que no merece la atención.
Cuando uno se refiere a las expresiones del ser, no es necesario ver lo que está debajo de las luces o el ruido, de lo soberbio de la pintura o lo majestuoso del performance, eso tan solo es muestra de lo que está dentro de uno. Para empaparse de la realidad solo hace falta ver afuera de la ventana, y tantear las impresiones que deja en sí mismo.
La moda y el arte guardan el profundo anhelo de lo emocional, de transmitir lo que se esconde debajo de la piel, pintarse con telas y escribirse en colores, hablar lenguajes sin palabras. La prenda como expresión y el arte como conductor, es la búsqueda de fijar la esencia del alma en la forma corpórea, hay que entonces desligarse de la idea de que la ropa es solo un elemento para suplir una necesidad fisiológica y el arte como un conjunto de reglas mecánico que busca la estética.
Muchas veces me he encontrado con gente que al usar alguna prenda sale con la frase “No me siento yo”– es entonces cuando reafirmo la teoría de que en la mente humana no solo existe el racionalismo de que prenda es protección o comodidad, sino la búsqueda emocional de la identidad. La mente actúa conforme a este desprendimiento y podemos cuestionarnos si algo tan superficial puede llegar a quitar, cubrir o dar identidad, ¿acaso el cerebro humano busca proteger el cuerpo pero también nuestra esencia?
Entonces pienso en la firma del artista como un símbolo de lealtad al nombre, y la moda en cada cultura como el sello de lo que es el ser.
Quiero con esto finalizar diciendo que todo puede ser arte y todo puede ser moda porque estas no son situaciones elevadas que suceden en las galerías ni en las pasarelas, todo es un acto de revolución, tienen que existir personas que sean capaces de ver en lo desabrido la puerta para lo nuevo. Hay que tener valor para hacer arte feo y moda que nadie quiere seguir.