Por Paz Coliguante

En la era del consumo rápido, la moda se ha convertido en una de las industrias más dinámicas y de mayor impacto ambiental. El ciclo de compra y descarte parece interminable, y con él, la huella que dejamos sobre el planeta. Sin embargo, un cambio de mentalidad se está gestando, y cada vez más personas se preguntan: ¿Realmente necesitamos tantas prendas nuevas?

El desafío es atrapante: dejar de comprar ropa por un periodo considerable de tiempo (entre 3 meses y un año) y enfocarnos únicamente en cuidar y reparar las prendas que ya tenemos en nuestro armario. Lo que se presentaría como una alternativa para reducir el impacto ambiental también puede convertirse en un espacio para hacer consciente del volúmen de ropa que acumulamos, de aquellas prendas que presentan alguna futura o necesidad de mantenimiento, como así también reflexión profunda sobre el valor de nuestra ropa y el papel que juega la industria en materia de sostenibilidad. 

Aceptar el desafío implica adentrarse en el trabajo de cuidar, arreglar y prolongar la vida útil de las prendas que ya tenemos. No solo se trata de evitar la obsolescencia programada, sino de entender que cada pieza tiene una historia y que, con un poco de dedicación, podemos devolverles la vida para seguir usándolas por un tiempo prolongado. Limpiar nuestras prendas, hacer ajustes, reparar pequeños daños o incluso personalizarlas son acciones simples que, a largo plazo, pueden tener un impacto significativo en la reducción del desperdicio textil.

El concepto de «usar y tirar» ha sido tan arraigado en nuestra cultura que la idea de reparar lo que tenemos a veces parece algo anticuado. Pero frente a un sistema que nos invita a consumir constantemente, puede entenderse como un acto de rebeldía,  responsabilidad y creatividad. Reparar una prenda, ya sea un dobladillo, un botón o un agujero, no solo aumenta su valor, sino que contribuye a evitar que termine en la basura.

¿Y las marcas de moda?

Sin embargo, la responsabilidad no recae solo sobre los consumidores. Las marcas de moda también deben desempeñar un papel clave en este cambio de paradigma. Algunas han dado un paso al frente al ofrecer reparaciones gratuitas a sus clientes. siendo ésta una tendencia creciente que está llevando a las marcas a reconocer que su responsabilidad no termina en el momento de la compra. 

El servicio de reparación permite a los clientes reparar sus prendas en lugar de desecharlas, contribuyendo a una industria más circular. Este tipo de servicios no solo tienen un impacto positivo en el medio ambiente, sino que también refuerzan la relación entre las marcas y sus clientes. Al ofrecer este servicio, las marcar fomentan la lealtad y la confianza, mientras promueven la sostenibilidad. La reparación no es solo una solución a los problemas de desgaste de las prendas, sino una estrategia para reducir las emisiones generadas por las devoluciones de productos, que son responsables de un enorme coste medioambiental.

Reparación: Una alternativa al alcance de todos.

A medida que el concepto de circularidad gana terreno, el papel de la reparación se vuelve esencial. La reventa y el alquiler de prendas han experimentado un auge en los últimos años, pero sin un adecuado cuidado y restauración, estas opciones no serían viables a largo plazo. Es crucial que las marcas integren el servicio de reparación en su oferta, como una extensión natural de la compra, al igual que la reventa o el alquiler.

Si las marcas son conscientes de que sus clientes desean productos duraderos, que puedan ser reparados y mantenidos en buen estado, la industria de la moda dará un gran paso hacia la sostenibilidad. En un mundo donde los consumidores son cada vez más exigentes con el impacto ambiental de sus decisiones de compra, las marcas deben adaptarse a esta nueva realidad, ofreciendo servicios de reparación y restauración que les permitan prolongar la vida de sus productos.

En última instancia, el cuidado de nuestras prendas no es solo una cuestión individual, sino colectiva. Cada uno de nosotros puede hacer una diferencia al ser más conscientes de lo que compramos, cuidar lo que ya tenemos y exigir a las marcas que asuman su responsabilidad en el ciclo de vida de sus productos. Reparar es una práctica que no solo beneficia al planeta, sino que también nos ayuda a redescubrir la verdadera esencia de la moda: una forma de expresión personal, un modo de conexión con la historia de cada prenda y una mirada consciente hacia los impactos que genera en nuestro planeta.

 

Fuentes:

 

https://www.vogue.es/articulos/no-comprar-ropa-durante-un-ano-arregla

 

https://www.fashionrevolution.org/colombia-blog/la-obsolescencia-programada-de-la-moda/