por Giovanna Marotta @academiadelenceria
En el mercado de la moda, la inclusión se ha convertido en un tema central. Muchos diseñadores y marcas comenzaron a incorporar la diversidad y esto significa un gran avance para el mundo ya que es importante crear un mercado de la moda en donde todos podamos sentirnos incluídos. Esto los ha llevado a unificar, creando prendas que se ajusten a todos los cuerpos. Pero en el caso de la lencería, la verdadera inclusión implica aceptar y celebrar la diversidad de anatomías que existen entre todas las personas. En este artículo, exploraremos cómo la creación de lencería inclusiva requiere un enfoque único y empático, que valore y respete la singularidad de cada cuerpo.
El modo más utilizado por las marcas de indumentaria inclusivas es crear prendas “sin género” y “sin talle”, en donde la indumentaria pueda ser lo suficientemente holgada para adaptarse a cualquier persona y estar compuesta de colores y estampados en gamas y temáticas que no están asociados a ningún género en especial. De esa manera invitan a todo el público a sentirse incluido y aceptado, ¡y funciona!
Pero, ¿qué pasa en la lencería? Este es un rubro que no tiene la posibilidad de hacer prendas únicas que se adapten a todos, porque justamente viste la genitalidad, que en cada persona tiene formas y volúmenes muy diferentes y además, está percibida de una manera diferente por cada ser. Para lograr la verdadera inclusión en la lencería, es fundamental alejarse de la idea de «un modelo que se ajuste a todos». Cada cuerpo es diferente, con sus propias formas y características, y es vital comprender y aceptar esta diversidad desde el principio del proceso de diseño. Los diseñadores de lencería debemos comprometernos a derribar estereotipos y normas preestablecidas, y adoptar un enfoque más humano y empático para poder ser inclusivos.
En lugar de simplemente adaptar la moldería existente para abarcar diferentes talles, debemos empezar por comprender y aceptar las lineas, volúmenes y necesidades individuales de cada anatomía. Esto implica investigar y aprender sobre las diversas formas de los cuerpos, prestando especial atención a las personas que históricamente han sido ignoradas o marginadas en la industria de la lencería. Al valorar la diversidad y celebrar las diferencias, podemos comenzar a construir una lencería más inclusiva y respetuosa.
En mi experiencia, como diseñadora de lencería, me encontré con el desafío de crear un sistema de patronaje que pudiera vestir a todas las anatomías y todos los talles. En este proceso, me acerqué a personas con diversas genitalidades y les escuché atentamente. Aprendí de sus experiencias y necesidades, entendí que cada persona percibe su genitalidad de manera diferente. Por ejemplo, asi como no todas las mujeres transgénero se sienten igual de cómodas con sus genitales, tampoco todos los hombres trans se sienten incómodos con su busto, y cada persona no binaria tiene una percepción sobre su cuerpo completamente distinta. Entonces entendí que ya no estábamos en un terreno de clasificar sino de comprender y empatizar, ya que, en definitiva, cada persona autopercibe su género, su cuerpo y su genitalidad de una manera diferente, (y no solo la comunidad LGBTQIA+). Esto me permitió identificar necesidades comunes que requerían atención individualizada.
Entonces me especialicé en la capacitación de marcas para que creen prendas con moldería inclusiva, que pueda adaptarse a una gran variedad de formas corporales. Trabajamos con diferentes materiales y tejidos, priorizando la comodidad y la inclusión. Cada prenda que creamos está pensada para realzar la belleza natural de cada persona y brindarles la confianza para sentirse empoderadas en su propia piel.
Entonces, en mi experiencia es importante visibilizar que la inclusión en la lencería va más allá de las etiquetas de género y talles. Para lograr una verdadera representación de la diversidad humana, es necesario reconocer y celebrar la singularidad de cada cuerpo. Al construir moldería y diseñar lencería que abraza esta diversidad, estamos enviando un poderoso mensaje de aceptación y empoderamiento para todas las personas.
Como consumidores, también tenemos un papel importante que desempeñar al apoyar marcas que abrazan la inclusión y desafían los estándares preestablecidos. Al elegir marcas que se preocupan por la diversidad de anatomías, estamos impulsando un cambio positivo en la industria de la moda, promoviendo una imagen corporal positiva y fomentando la aceptación de todas las personas tal como son.
En última instancia, la lencería inclusiva nos invita a abrazar nuestras diferencias y celebrar nuestras anatomías únicas, creando una sociedad más empática y respetuosa con cada individuo que forme parte de ella. La lencería, lejos de ser simplemente una prenda íntima, se convierte así en una poderosa herramienta para expresar nuestra autenticidad y empoderarnos en la diversidad de nuestra intimidad.