Por Daniela Mendoza

Del 5 al 8 de septiembre del año en curso, cinco destacados diseñadores mexicanos fueron parte del evento Art Hearts Fashion, en el histórico recinto Angel Orensanz Foundation de Manhattan. Este evento coincidió con la New York Fashion Week (NYFW), brindando a estos creativos una plataforma internacional para exhibir sus colecciones.

Amara, pintora y diseñadora, presentó su colección el viernes 6 de septiembre, inspirada en los broches con ojos pintados del siglo XVII. Amara combinó elementos victorianos con uniformes militares, utilizando materiales como encajes, satín y terciopelo para crear una estética romántica y nostálgica. La propuesta reflejó una combinación de historia y modernidad, cautivando al público con su delicadeza.

Ese mismo día, Michelle Espinoza, originaria de Morelia, deslumbró con «Opulence», una colección inspirada en la opulencia de los años 20 y el estilo Gatsby. Espinoza utilizó materiales como el cobre, acero y charol, con una paleta de colores en tonos plata, nude y negro. Esta combinación le permitió crear piezas que reflejaban lujo y modernidad.

El 7 de septiembre, Dave presentó su colección «Perséfone», con una narrativa que exploraba la transición entre la luz y la oscuridad. La paleta de colores iba del negro al blanco perla, mostrando un contraste que simbolizaba dicha transición. Los detalles y las texturas de su propuesta fueron destacados por su fuerza y profundidad, reflejando una clara influencia de la mitología griega y su simbolismo.

Una de las citas más esperadas fue la participación de Elizabeth Salim, también el 7 de septiembre, quien presentó su colección «Broken Mirrors». Inspirada en la ley de los espejos, esta colección mostró una narrativa sobre las heridas emocionales y el proceso de sanación, culminando con un body crochet rojo. Salim, quien ha participado anteriormente en NYFW, señaló lo retador que resulta presentar en este escenario global, destacando la importancia del trabajo en equipo para lograr el éxito en un evento tan influyente.

Finalmente, el 8 de septiembre, Jesús de la Garsa presentó «Bang Bang», una colección inspirada en los años 70 y en la icónica figura de Cher. De la Garsa capturó la esencia de la época con siluetas atrevidas y audaces, cerrando el evento con una propuesta cargada de nostalgia y modernidad. La mezcla de texturas y los colores brillantes evocaron la atmósfera glamorosa y rebelde de los setenta, lo que hizo que su presentación fuera una de las más comentadas.

Este desfile no solo representa el reconocimiento del talento mexicano en una de las pasarelas más importantes del mundo, sino que también resalta la evolución y profesionalización de la moda en México. La moda mexicana, con su rica herencia cultural y su capacidad para adaptarse a las tendencias globales, continúa consolidándose como un referente en la industria. Los diseñadores mexicanos presentes en el NYFW mostraron no solo la innovación y creatividad que caracteriza a la moda del país, sino también su habilidad para crear piezas que trascienden fronteras, conectando con audiencias internacionales.

Además, el impacto que estos diseñadores tienen en Nueva York subraya el creciente interés por las propuestas de moda latinoamericana en los mercados internacionales. La visibilidad que estos diseñadores han logrado en la NYFW abre puertas a nuevas colaboraciones y oportunidades en la industria, al tiempo que posiciona a México como un actor relevante en la escena global. Este tipo de participaciones no solo fortalecen la proyección internacional de la moda mexicana, sino que también impulsan la exportación de talento, fomentando el crecimiento de la industria tanto a nivel local como internacional.

El evento también resalta el papel de Art Hearts Fashion como una plataforma para la diversidad y la inclusión en la moda. Al brindar espacio a diseñadores emergentes de todo el mundo, este evento se convierte en un punto de encuentro para la innovación y la creatividad, donde las propuestas más disruptivas encuentran eco y reconocimiento. Esto genera una mayor integración de las propuestas mexicanas en el panorama de la moda contemporánea y refuerza la importancia de la diversidad cultural en las principales pasarelas del mundo.

Con cada colección, los diseñadores mexicanos no solo exhibieron sus capacidades creativas, sino que también enviaron un mensaje claro: México está preparado para competir al más alto nivel en la industria de la moda.