Por Cristina Rivas 

 

La moda sostenible está transformando el panorama laboral y social en Latinoamérica. Más allá de una tendencia ecológica, se ha convertido en una herramienta de desarrollo que genera empleo y fortalece a las comunidades. Marcas y cooperativas han integrado a grupos marginados en la producción textil, ofreciéndoles oportunidades de capacitación y autonomía económica.

 

En Perú, la cooperativa Warmichic, fundada por la artista Qarla Quispe, reinventa la tradicional pollera peruana con técnicas artísticas contemporáneas. Sus diseños, únicos y versátiles, combinan identidad cultural con modernidad. 

 

En Guatemala, la Cooperativa Maya Traditions trabaja con la comunidad de Patanatic, donde mujeres mayas k’iche han desarrollado el arte de tejer cestas con agujas de pino. Esta iniciativa no sólo rescata una tradición ancestral, sino que también permite a las artesanas generar ingresos y brindar educación a sus hijos.

 

En Colombia, el emprendimiento Con las Manos en la Tierra trabaja con comunidades indígenas y niños en la producción de piezas artesanales como fajas tejidas en telar vertical, una práctica heredada de los pueblos originarios americanos, y joyería con piedras semipreciosas. Estas actividades fomentan el desarrollo económico local y fortalecen la identidad cultural.

 

Iniciativas de reciclaje textil y upcycling también han abierto oportunidades para jóvenes en riesgo. En Argentina, el proyecto Animaná fomenta un consumo consciente mediante diseños atemporales que buscan generar un impacto positivo en cooperativas y artesanos. La marca invita a los consumidores a formar parte del cambio en la industria de la moda sostenible.

 

Por su parte, en México, Somebody Somewhere busca eliminar la pobreza a través de empleo justo y constante, promoviendo la conservación de tradiciones milenarias mediante productos duraderos. Su estrategia combina la integración de sectores artesanales y manufactureros con una medición detallada de su huella ecológica, asegurando un impacto ambiental reducido y compensando sus emisiones de carbono.

 

A pesar de estos avances, el consumo de moda rápida sigue predominando en la región, dificultando la expansión de modelos responsables. El desafío radica en concienciar a los consumidores sobre el impacto de sus compras y fomentar hábitos sostenibles. Ferias, plataformas digitales y campañas educativas buscan cambiar esta mentalidad, promoviendo la elección de prendas éticas y duraderas.

 

El futuro de la moda en Latinoamérica depende de un cambio estructural que equilibre producción, sostenibilidad y responsabilidad social. La consolidación de este movimiento requiere el apoyo de gobiernos, empresas y ciudadanos dispuestos a apostar por un sector que beneficie tanto al medioambiente como a quienes lo hacen posible.

 

Fuentes:

https://someonesomewhere.com/about-us/

 

https://animanaonline.com.ar/?fbclid=PAZXh0bgNhZW0CMTEAAaZMdmvFQVWfr3Z_8las-Wmb_RsCBG1-DvOiObIVYqbmWxITJ2vofBuEzq0_aem_lIR1qW7QT1wgwzgGYQwvQw

 

https://fundacionconlasman.wixsite.com/raquira/artesan%C3%ADa

 

https://www.mayatraditions.com/artisans/artisan-cooperatives/los-pinos-of-patanatic/

 

https://bio.site/warmichic?fbclid=PAZXh0bgNhZW0CMTEAAaZcn3_rR1u9i7ExB1iWKIwggg5pg0dpDNHGvHMTbhlWep9ph7SS1la15MM_aem_Lbxc1sKHOc0rw4Lf8KOCQg