Por Aida Raddi Corbari/ Colaboradora argentina.

Sin duda el fenómeno del Fast Fashion en los últimos tiempos se instaló como una forma de consumo que cada día crece más, o al menos eso muestran los gráficos que publicó Business of Fashion hace algunos meses donde mostraban que la marca Shein produce más que el grupo Inditex, dueño de marcas como Zara y H&M.

Y el aumento de estos números tiene que ver con varios factores, no solo con el hecho de que comprar es más fácil, sino que también con los costos que estas prendas tienen. Porque en estos últimos años a nivel mundial la situación laboral se viene haciendo cada vez más complicada y vestirse es algo que si o si tenemos que hacer para poder transitar nuestro día a día.

Entonces las marcas de Fast Fashion hacen que podamos saldar esa necesidad a precios accesibles. Y, para quienes tienen la posibilidad, también les permite jugar con la ropa, tratar de encontrar su estilo personal y ser fashionistas sin tener que invertir tanto dinero. Porque esos bajos precios hacen que podamos comprar más cosas y ver cómo las combinamos.

Pero estas marcas que sacan colecciones, que cada vez tienen menos meses entre una y otra, no solo están modificando la forma en la que consumimos. Si no que están marcando el ritmo en el que se tiene que producir. Y generaron algo que se llama ultra fast fashion, que se puede ver en marcas como shein pero también en circuitos locales de moda.

Por ejemplo, en Buenos Aires hay ciertos sectores donde podes ir a comprar ropa al por mayor fabricada en el país y te sale muy económica. Uno de esos lugares es Av. Avellaneda, en donde no sólo personas particulares compran, sino dueños de pequeñas tiendas de ropa barriales. En Av. Avellaneda las temporadas cambian entre 2 y 4 veces al año, dependiendo del local y de lo que venda. Pero siempre tienen productos nuevos que les están entrando, haciendo que se renueve el stock de productos permanentemente.

En los últimos años con el boom de tik tok, apareció la tendencia de hacer los “haules de x cosa”. Y en Buenos Aires cientos de chicas y chicos empezaron a hacer los haules de Calle Avellaneda. Consumiendo de manera excesiva (y fomentando esa clase de consumo) el fast fashion local. Lo que hizo que, claramente, la producción de estas tiendas aumentara velozmente. Y este es el caso de una ciudad de Latinoamérica, pero imagino que debe pasar algo parecido en varias ciudades de la región

Pero, párrafo aparte, hay que recordar que esas prendas tienen bajos costos porque quienes las producen trabajan en muy malas condiciones laborales. No sólo porque las condiciones edilicias no suelen ser las mejores, sino porque los sueldos son muy bajos y la cantidad de horas son excesivas. Y las personas que suelen trabajar en estas fábricas no lo hacen porque elijan trabajar ahí, sino que lo hacen porque no les queda otra alternativa.

Espero que este último párrafo no ofenda a nadie, pero creo que hay que decir que lamentablemente el fast fashion no es algo que va a ir desapareciendo en los próximos años, porque es lo que te ayuda a acceder a ropa para poder vestirte. Por supuesto que no es la única alternativa. Por ejemplo, desde este sitio nos encargamos de promover el consumo responsable, consciente, ético y sostenible. Pero también hay que decir que consumir de esta forma no es accesible para todo el mundo, mientras que el fast fashion si lo es. Y, aunque cueste asumir esto porque sabemos todas las cosas negativas que tiene, además de cubrir una necesidad que tenemos todos, acerca la moda y las tendencias a un gran número de personas, y eso no está tan mal. La moda no debería ser algo inaccesible, más bien todo lo contrario. Porque todas las personas tienen que poder explorar quienes son, y la ropa es una forma de hacerlo.

Pd: Algunos avisos parroquiales pertinentes: Si tienen ropa que les sobra en el armario, hágala circular y no la tiren. Laven como corresponde lo que ya tienen para que les dura más, y compren de manera responsable. ♥