Por Bianca Pasqualini, Colaboradora Argentina

Para consumir de manera sostenible no basta con comprar a marcas ecológicas y negocios locales. Es importante entender también por qué esa prenda, accesorio o producto es sustentable en sí.

Un producto, de hecho, puede ser sostenible por una variedad de razones, que pueden ir desde su proceso de producción hasta el problema medioambiental o social que resuelve. Y entre ellas, se encuentra la cuestión de los materiales que se utilizan para realizarlo, esa pregunta que forma parte de la tríada del movimiento slow fashion: “¿quién hizo mi ropa?”, “¿dónde se hizo mi ropa?”, “¿qué hay en mi ropa?”.

Hoy en día, hay una infinidad de materiales sostenibles que comienzan a sustituir a los convencionales. Entre estos, encontramos el famoso algodón orgánico, tan nombrado hoy en día. Pero, ¿sabes por qué es sustentable? ¿Sabes qué lo diferencia del algodón convencional? No se preocupen si no tienen las respuestas porque acá vamos a responderlas. Pero antes, hablemos del problema.

Environmental impact

Podríamos decir que el algodón es el textil más famoso del mundo entero. Podemos encontrarlo literalmente en cada rincón de nuestra casa: en el ropero, en la cocina, en la ropa de cama, en el living. Lo que no muchos saben es que su impacto ambiental y social está lejos de ser positivo.

La producción de algodón convencional fomenta la cultura del monocultivo -una práctica que altera el ciclo hidrológico de la tierra; afecta la fauna y flora del territorio; erosiona y modifica la estructura y composición del suelo, entre otros problemas-, y promueve condiciones laborales insalubres e injustas.

A pesar de que su cultivo equivale a menos del 3% en todo el mundo, el algodón convencional es responsable del 25% de los insecticidas y 10% de los pesticidas que hoy se liberan y contaminan nuestro planeta.

Qué es el algodón orgánico

A diferencia del algodón convencional, el algodón orgánico evita el uso de fertilizantes tóxicos, fungicidas, pesticidas, insecticidas, e incluso semillas modificadas genéticamente que normalmente se usan para cultivar y cosechar el primero. El algodón orgánico, en cambio, es el resultado de una producción más sostenible y menos contaminante.

El cultivo y la cosecha de algodón orgánico no requieren el uso de productos químicos contaminantes ni de semillas genéticamente modificadas. Su producción está asociada a métodos de agricultura ancestrales que respetan los ciclos de la tierra y la naturaleza. Como dice ese viejo proverbio: todo lo bueno lleva tiempo.

Beneficios del algodón orgánico

El cultivo del algodón orgánico puede llevar entre 5 y 6 meses: desde el momento en que se planta la semilla hasta que la bola de algodón está completamente seca y mullida.

Si comparamos ambas opciones, el algodón orgánico utiliza un 71% menos de agua y un 62% menos de energía que el convencional, y también libera un 46% menos de CO2. Todas razones por las cuales es una alternativa mucho más ecológica que el algodón convencional.

Además, el algodón orgánico, al usar sustancias naturales o con un bajo impacto ambiental, no afecta la salud de los agricultores, y su lenta producción promueve condiciones de trabajo éticas y mucho más justas.

Algodón orgánico en el mundo

Si bien el algodón orgánico es claramente una alternativa más sostenible para nuestro planeta como para los agricultores, su cultivo equivale a menos del 1% de producción de algodón en todo el mundo.

Sin embargo, según OTA (Organic Trade Association) sus ventas crecieron un 12% en los últimos años, lo cual nos demuestra que el cambio es posible y ¡está sucediendo!

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