Por Andrea León P.
Desde la fundación del periódico francés, “Mercure Galant” en 1672, donde por primera vez se habló de moda, proveedores textiles, sastres y modistas, así como de sociedad, literatura, música y estilo de vida, la información estaba complementada por grabados, antecedentes de lo que sería el arte de la ilustración de moda como manifestación artística y comunicacional. Más de un siglo y medio después, en 1837, surgía en Buenos Aires “La Moda”, una de las primeras publicaciones de este tipo en América Latina donde se hablaba de poesía, literatura, costumbres y el estilo de los porteños.
A principios del siglo XX en París, “Les Modes” marcó un hito al priorizar el uso de la fotografía lo que implicó su amplio desarrollo en los medios especializados. Durante décadas la ilustración quedó desplazada, sin embargo en los últimos años ha vuelto a tomar su sitial en campañas y estrategias, convirtiéndose en tendencia: “Mientras que los clics y los flashes de las intimidantes cámaras son de esperar en los desfiles, para los invitados ver la mano humana deslizándose con pericia por el papel, ser conscientes de la coordinación entre manos y ojos, ser testigos de la creación de una obra de arte tras la salida de una modelo, provoca una reacción totalmente diferente”, afirma la periodista de Fashion United, Jackie Mallon.
Círculo de conciencia
Cabe preguntarse entonces ¿Cuál es el rol que cumplen los ilustradores de moda en América Latina? La directora de Draw Latin Fashion, Talía Cu, comenta que existe un grupo de artistas que con “su trazo hablan de moda local, sus problemáticas y contribuyen al debate. Han incorporado esta temática en su contenido para dar información y expresar su visión sobre la industria. Son actores relevantes en este círculo conciencia generado en nuestra comunidad”. Y este impacto se puede ejercer desde el sector textil, editorial, publicitario y asesorando a marcas.
Desde Santa Marta, Colombia, la publicista e ilustradora Yeraldina Márquez, agrega otra dimensión que ella percibe en su país: “está presente el pensar colectivo, ha sido un fenómeno muy fuerte vincular la moda con lo social desde diseñadores, ilustradores, fotógrafos. La gráfica nos da una voz para potenciar la conversación acerca de la moda y el contexto social. Es algo que está ligado a nuestro día a día, tener esa voz y esa comunidad que nos escucha. Por esa razón nuestra responsabilidad es hablar de lo positivo y negativo del sistema moda”.
En su trayectoria, destaca su labor con entidades gubernamentales e iniciativas como Visión Afro 2025 que le han permitido expresar sus ideas con una voz fuerte en contra del racismo, a favor de la lucha por los derechos de las mujeres y el feminismo. Hace un año y medio Yeraldina es una “nómada digital”, lo que le ha permitido recorrer Colombia, México y Guatemala produciendo murales para espacios turísticos.
Cuestionar la moda
La premisa del mexicano, Josh Illustrates, que se define como “ilustrador preguntón”, es cuestionarse la industria. Debido a su democratización, se puede analizar para que sea mejor y más justa. Su cuenta de Instagram funciona como un archivo de conocimientos. Mediante su gráfica difunde información de interés para que sus seguidores se motiven a profundizar. Así, opina sobre el vestuario de películas o series, destaca marcas y técnicas locales, comenta eventos y libros y realiza entrevistas. En su opinión, dibujar y explicar un contenido van de la mano. “A través de la ilustración se pueden comunicar visualmente problemas, proyectos, lo que nos gusta de la moda latinoamericana. Es una forma concreta y fácil de comunicar un mensaje”. Para él es clave aprender y mantenerse curioso, escuchar podcast, ir a museos, porque en todas partes se puede encontrar una materia de moda. Una de sus preocupaciones radica en que se sigue mostrando “el estereotipo del cuerpo delgado y hegemónico que nos han vendido por miles de años” y que todavía hay mucho por hacer para representar una diversidad en ese aspecto.
En cuanto a los desafíos para los ilustradores en América Latina, el autor mexicano plantea que es fundamental mejorar las remuneraciones y condiciones y terminar con la idea de que la labor creativa se paga con exposición. Para lograr soluciones, su propuesta es que los artistas se apoyen y generen comunidad. En tanto, Yeraldina plantea como gran meta el análisis del entorno latinoamericano: “los nuevos diseñadores, las expresiones desde lo cotidiano (donde está lo genuino), las costumbres ancestrales. Siento que la moda permea la cultura, la sociedad, la educación. Tenemos que nutrir nuestro quehacer con lecturas, con investigación para que nuestro trabajo se enriquezca”.
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- Isabela Alvarez @isaboleta (Venezuela): ¿Quién no ha leído el horóscopo de Vogue México y Latinoamérica bellamente ilustrado por esta artista? Su inspiración fluye desde las figuras femeninas, el diseño de interiores, la naturaleza y las fotografías de revistas. Las obras de esta comunicadora visual destilan una visión expresionista utilizando pintura acrílica y acuarela con grafito. Ha colaborado con marcas y medios de moda de Latinoamérica, así como con Chanel Beauty.
- María Camila Ramírez @meraaaaki (Colombia): Periodista e ilustradora. Su imaginario lo integran la cultura pop, el manga, animaciones y videojuegos que evocan su niñez a principios de los 2000. Su definición de moda “es una conexión con el arte, el cine, la música, el teatro. Es algo que inspira y permite crear una extensión física de los sentimientos”. En Instagram difunde proyectos locales periódicamente.
- Ale Vega @lamusalita (México): Sus dibujos desafían los estándares de belleza, sus personajes cuentan con una gran dosis de ironía y diversos estados de ánimo tan propios de la realidad. Su meta es contribuir a abrir más espacios para las mujeres en el arte.
- Camila Cerda @camilaillustration (Chile): Se dedica al diseño de patrones para grandes marcas, colabora con medios de moda chilenos y además tiene su línea de prints y accesorios. Su especialidad es el retrato femenino y la botánica en acuarela con una fuerte influencia de la cultura japonesa.