Por Alberto Pecanha, Voz del #UniversoMOLA Brasil .
El impacto económico más allá del importante problema de salud pública de la pandemia de COVID-19 debe verse mejor en la parte más frágil de la cadena económica. El mercado local y el pequeño pro- ductor en varias regiones del continente, debido a sus características y tamaño, enfrentan muchas más dificultades. Si bien el gobierno federal brasileño (y creo que otros gobiernos latinoamericanos) han tomado medidas tales como subsidios de emergencia para microempresarios, trabajadores informales y autónomos, es urgente observar las acciones que los agentes de moda, de acuerdo con nuestras limitaciones, pueden resaltar, OXFAM proyecta que 500 millones de personas corren el riesgo de caer en la pobreza si no se adoptan los planes de ayuda.
Nosotros en Manari Eco, aunque con sede en Río de Janeiro, utilizamos en nuestra producción adornos de etnias indígenas, látex natural, etc. del Amazonas. De esta manera, buscamos fortalecer toda la cadena de producción mediante la inclusión económica sostenible, siempre en un contexto social y ecológico. Recientemente participamos en NeoNyt 2020 (feria de moda ecológica), en Berlín, tomando este mensaje de moda continental. Sin embargo, incluso después de la exhibición fuera de Brasil de nuestro trabajo, nuestra planificación de internacionalización se vio obstaculizada por consultas y participación en eventos pospuestos sin expectativas de retorno. Además, el mercado nacional está fuertemente comprometido, lo que nos lleva a posponer contactos prometedores. Esta situación oscura nos obligó a posponer las solicitudes de socios proveedores, artesanos y productores comunitarios, comprometiendo la situación de varias familias, lideradas por la mayoría de las mujeres. Estos proveedores comunales se encuentran en una situación desesperada debido a las necesarias medidas de aislamiento sanitario en muchas ciudades. En un efecto en cascada, causaron la cancelación de ferias generales, comerciales o de arte (incluidas las grandes y exhibiciones nacionales en las capitales). El resultado, entonces, son pequeñas tiendas de artesanos cerrados, pequeños productores con stock varado, costureras en sus talleres vacíos, látex natural sin encontrar compradores, etc. Esta situación se repite en varios lugares, comprometiendo a estas personas de manera inoportuna y que se ven privadas de su sustento económico.
Como agentes de la moda, de cualquier tamaño, tenemos la misión de fomentar asociaciones y diseñar soluciones para mitigar los efectos dañinos de esta crisis. Fui uno de los oradores en un foro reciente sobre certificación ambiental en la Representación de la ONU en Brasilia. En la ocasión, traté de enfatizar la importancia de la innovación para hacer que el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU sea más eficiente, como la Erradicación de la Pobreza, la Igualdad de Género, la Acción Responsable contra el Clima, el Consumo y la Producción. La innovación que se traduce en una mayor capacitación para los eslabones más débiles de la cadena de producción, uniendo el lado técnico con el conocimiento tradicional del bosque o la costurera que aprendió de su abuela. Hay una necesidad imperiosa de poner en nuestro radar una extensión, o si es algo nuevo para el agente de moda, el comienzo de asociaciones clave tanto con el pequeño proveedor del taller en la periferia como con la comunidad agroextractiva. Creo que esa tarea depende de todos nosotros.