Escrito por: Noticias de Universo MOLA

Por Victoria Arizabalo, Colaboradora Uruguay

No es una novedad, la Pandemia trajo consigo la necesidad de actualizar.

Un desafío que se suma a la interminable TO DO LIST de la moda tradicional y cómo se lleva a cabo: desde el ámbito educativo, su concepción y producción. 

Como bien sabemos, la moda está integrada por muchas otras industrias y su cadena de valor recorre desde el sector agricultor para producir fibras naturales, hasta el marketing digital como herramienta de promoción.

Dicho esto, la interdisciplinariedad toma cada vez más fuerza a medida que identificamos cada eslabón de producción, entendiendo a los procesos desde una mirada circular, equitativa y colaborativa como camino para el progreso.

Así como hemos cuestionado el concepto de moda en este proceso regenerativo, es necesario cuestionarnos cómo estamos llevando a cabo la formación y capacitación de los profesionales que la representan.

El rol del diseñador, considerado mayormente en la punta del iceberg apenas conforma una parte y es tan relevante como los demás.  

Cuestionemos entonces ¿cómo estamos percibiendo y capacitando a los diseñadores?

Hoy día, la percepción social y académica de un diseñador, no puede continuar presentándose como quien – dibuja bien, cose y hace ropa linda – su repercusión es mucho más abarcativa que lo visible en una prenda: es una huella social, ambiental, económica y cultural en un determinado contexto.

La responsabilidad educativa, desde mi percepción, debería ser foco de regeneración de la moda, encabezada por instituciones, educadores, referentes, organizaciones y los mismos estudiantes del diseño.

¿Cómo continuar creciendo en este camino si no es desde la enseñanza y la capacitación?

Es tarde para continuar creyendo la fantasia a la que nos enfrenta la moda tradicional, generando el capricho de estudiar moda para tener nuestra marca de identidad y ser reconocidos, como lo fué Dior en el 47’.

No lo juzgo, de hecho, lo celebro porque la historia conforma lo que somos hoy y es fabulosa de estudiar. 

Ahora bien, es nuestra tarea desapegarnos del sentido de pertenencia que representa la exclusividad y el lujo, principalmente porque el vestir pasó a ser una necesidad básica.

Entendiendo básica, como el hecho de cubrir nuestro cuerpo. Siendo uno de los motivos: el trabajo remoto consecuencia de la cuarentena obligatoria.

En este camino de búsqueda constante para aplicar prácticas sostenibles, éticas y conscientes, tomamos lo viejo como fuente de inspiración para dar lugar a lo nuevo desde la actualización.

Concebir el diseño como una estrategia en lugar de materializar objetos.

 Apretar el botón de reset en planes de estudio, perfil de estudiante y desempeño laboral. 

Considerando su complejidad, pero con convicción de que el cambio es el proceso.

Veamos del nuevo contexto la oportunidad,  innovar en la enseñanza para dar inicio a propuestas que manifiesten lo que somos hoy: diversidad, inclusión y empatía. 

¿Y por qué no, dar el primer paso con un curso de la mano de MOLA?