By María Carla Figdocmeh

 

«L&M Details más que una marca, es una herencia femenina de buen gusto donde apoyamos la conservación del medio ambiente y la cultura del buen vestir.» Así declara Mirel Fonfría Quesada, quien nos cuenta la historia de este emprendimiento habanero comprometido con la moda sostenible. ¿Qué sucedió en la conversación? Te comparto cada detalle.

El background:

Las Tunas, años ’40. Una modista graduada del Instituto Nacional de Corte y Alta Costura abre un pequeño taller. Produce camisas de trabajo para los hombres del central (nombre de las fábricas de azúcar en Cuba), principal fuente de empleo del poblado. Convierte sacos de lienzo en prendas de uso cotidiano y enseña el oficio a mujeres, ofreciéndoles una opción de ingresos. El resultado interesa, los propietarios del central la apoyan en exportar guayaberas –la camisa nacional- a Estados Unidos, con éxito de ventas.

La Habana, años ’70, escasez. Los cubanos visten los modelos que descubren con las telas disponibles. La modista se muda a la capital y ejerce de forma independiente. Ya es abuela, enseña a su nieta Mirel el ABC de la profesión, quien se apasiona con los cuadernos donde se reflejan décadas de cambios y gustos de cada clienta. En la niña una chispa se enciende ante la habilidad de modernizar prendas.

«Crecí vistiendo confecciones de mi abuela. De un pedazo de tela lograba una blusa, con láster –tejido muy popular entonces- hacía una trusa nueva para la playa, de un día al otro.»

La Habana, años 2000. Mirel estudia Enfermería, pero perdura la vocación que impulsó su abuela. Sus ideas devienen en patrones confeccionados por la anciana, mientras participa en el empaste y acabado. A los 26 años decide seguir su pasión y encuentra empleo administrando una tienda de ropa de segunda mano. «Aprendí mucho. Renovar una prenda hecha es más trabajoso que hacerla de cero. Las piezas descartadas en el closet pueden transformarse, lo cual reduce residuos contaminantes del medio ambiente. Para la moda es un reto crucial.»

La Habana, 2020. El COVID-19 obliga al confinamiento. La señora ha fallecido dejando un cúmulo de recuerdos valiosos… y un taller deseoso de recobrar vida. Una nueva faceta despierta en Mirel. Diseños juveniles dan pie a una creciente confección por pedidos. Con los primeros ingresos adquiere equipos que mejoran el resultado y la popularidad se expande. Es tiempo de crecer.

El despegue

«Recuerdo que estaba a la mesa con mi esposo y dije: “Quiero que mi ropa tenga un sello, voy a crear una marca”.» A veces los sueños se presentan así, como resultado de un rapto de locura aparente o un alumbramiento… El caso es que L&M Details fue registrada y reabrió en Obispo 463, La Habana Vieja, en la otrora sastrería Stein, un conocido atelier antes de 1959.

Como concepto, Línea, Medidas y Detalles (L&M Details) ofrece un outfit entre los disponibles o los que el cliente aporta. Producen diez ejemplares de cada diseño usando patrones de curvatura de talla. Si el modelo gusta se replica en varios tejidos; si rota con lentitud o pasa la tendencia, se reutiliza. Aprovechan cada retazo de tela en pendientes, cinturones, carteras y collares en colaboración con otras marcas locales.

«Usamos tejidos naturales, apropiados a nuestro clima. Por ejemplo, confeccionamos jeans solo en invierno, pues en verano son insoportables en Cuba y el denim conlleva un proceso de preparación arduo. En cambio, el lino, el rayón de bambú y el algodón plano los usamos el año entero con diseños para cada segmento de clientes.

«Estamos en constante crecimiento, pese a la escasez de materias primas e insumos. Ahora faltan botones, por ejemplo, pero lo resolvimos en colaboración con Brava Designs, quienes también producen nuestros aretes.

«Además ofrecemos servicio de atelier. Las personas pueden llevar prendas a transformar o ajustar, con sugerencias en función del tejido.»

 

El porvenir

¿El futuro?, pregunto y su rostro se ilumina. Crecer en el mercado, elevar el diseño cubano, internacionalizar lo hecho en Cuba son algunas respuestas. Que el mundo conozca la guayabera cubana, reinterpretada en diseños y colores. Que revivan el crochet, los bordados, las alforzas. Que cada producción se supere en calidad y buen gusto. Que sus redes sociales, con más de 4000 seguidores orgánicos, incrementen su alcance. Todo esto y más, desde Cuba.

Desde la memoria, una anciana susurra el sendero:

«Queremos impartir talleres para jóvenes, como aprendí con mi abuela. La mano de obra en este giro sobrepasa los 40 años; queremos aprovechar su experiencia para capacitar jóvenes que creen sus marcas o trabajen en talleres. Es necesario: de la industria textil nos vestimos y una prenda que te acomoda, elegante, siempre es tendencia.

«Como apoyo, todo mi equipo. Son el motor de mis ideas y sueños. Somos un equipo unido que a diario se reúne para lograr diseños de máxima calidad y buen gusto.»