Por: Vera Sangiacomo
Empecemos por el principio: ¿De qué hablamos cuando hablamos de moda?
Hace no tanto tiempo, debo reconocer, yo pensaba, creía, estaba convencida de que la moda era algo superficial: que se limitaba a unas cuantas marcas conocidas a las que las revistas te las mostraba en grandes páginas con fotos muy lindas y eso era todo. ¡Menudo error el mio!
Si bien hasta el día de hoy me es difícil definir QUÉ ES la moda, lo que sí les puedo asegurar, es que atraviesa todo y a todos.
Podemos analizar toda la historia desde la perspectiva de los cambios en la moda y eso no es casual. Por ejemplo, pueden buscar cuándo y por qué se creó el pantalón de jean, van a ver que los va a sorprender.
Entonces, volviendo a la premisa inicial, ¿se “puso de moda” ser sustentable? No. Se volvió una necesidad serlo.
¿Por qué? ¿Qué es la sustentabilidad?
Podemos entenderla como un proceso que tiene el objetivo de encontrar el equilibrio entre el medio ambiente y el uso de los recursos naturales: Una sociedad tiene futuro, cuando el desarrollo económico, el bienestar social y el medio ambiente están unidos equilibradamente. Es decir, que una sociedad tiene la capacidad de satisfacer sus necesidades actuales sin perjudicar la habilidad de que las generaciones futuras puedan perder las suyas.
Hoy nos encontramos frente a las consecuencias de no habernos relacionado de una manera responsable con nuestro entorno por décadas. Debemos reconocer, que nosotros no somos ajenos a la naturaleza, nosotros somos naturaleza y como tal, estamos inmersos en un sistema que hoy nos pide ser más conscientes a la hora de consumir.
Campera realizada por la marca Somos Fann Jaus con descartes de inflables reciclados, evitando así que se conviertan en desechos.
La industria de la moda, según datos de la ONU:
● Es la segunda consumidora de agua a nivel mundial, que además genera el 20% del agua residual contaminada, sobre todo, por el proceso del teñido.
● Libera medio millón de toneladas de residuos de fibra sintética al océano por año (a través del lavado en el lavarropas por ej).
● El consumo ha ido aumentando progresivamente y se calcula que durante los últimos quince años, ese crecimiento fue de un 60%. Es decir, consumimos 60% más de ropa.
● En este mismo sentido, se calcula también que la ropa nos dura la mitad del tiempo. Pero no siempre esa durabilidad tiene que ver con la vida útil de las prendas, sino que muchas veces también es reflejada por el cambio constante en las tendencias.
● La industria textil produce entre el 8% y el 10% de las emisiones globales de carbono. Es decir, más que todo el transporte marítimo y los vuelos internacionales combinados. Parte de estas emisiones provienen del bombeo de agua para regar los cultivos como el algodón, los pesticidas a base de aceite, la maquinaria utilizada en la cosecha y las emisiones del transporte.
Ahora bien, ¿qué podemos hacer nosotros, como consumidores, frente a esto?
Lo más importante, es ser reflexivos a la hora de consumir en todos los aspectos de nuestra vida.
Creo que una de las herramientas que más nos puede servir a la hora de modificar nuestro consumo, es la creatividad. ¿Y cómo mejoro mi creatividad?
Prendas realizadas por la marca Pupé a partir de descartes de fábricas de cordones y medias.
Evitando así, el desecho y transformándolos en prendas nuevas y funcionales.
Primero, conociendo el problema. Esto nos permite poder generar una empatía con el entorno en el que vivo. Y esa empatía, es un permiso para hacer algo al respecto.
Por ejemplo: en el proceso de fabricación de un jean, se emiten 33,4 kg de carbono. Esto es equivalente a conducir un auto por 111 km aproximadamente. Frente a este dato, ¿como podemos hacer para reducir su consumo? Quizás podemos intervenir un jean que ya tenemos en lugar de ir a comprar otro.
En la misma medida, debemos cuestionar lo que el entorno ofrece: El crecimiento desmedido del “Fast Fashion” o Moda Rápida, es gracias a no preguntarnos si realmente necesitamos lo que nos están ofreciendo. Y también, la procedencia de esas prendas.
Una moda sostenible no sólo implica disminuir el consumo, sino además que éste sea consciente: ¿Sabes de donde proviene la ropa que normalmente usas? ¿Sabes si los materiales eran amigables con el planeta? ¿La fábrica es responsable de los desechos que produce? ¿Las personas que trabajaron en la confección de esa prenda, fueron bien remuneradas por su trabajo? Todas estas cosas nos llevan a replantearnos todo el consumo que tuvimos hasta este momento.
No es una tarea sencilla y al principio puede abrumarnos, pero de a poco, el cambio es posible y, de hecho, está empezando a verse. Seamos parte y ayudemos a crear cada día un mundo más consciente.
Se calcula que para el año 2030, los consumidores, vamos a esperar (y exigir) que TODO en una tienda, sea sustentable. Tanto si sos consumidor como si tenes una marca, vas a querer ser parte cuando esto suceda. Es un proceso quizás algo largo, pero vale la pena.