Por: Valentina Alvarado (fuckrealife)

 

El trueque y las ventas de segunda se presentan como alternativas más responsables para contrarrestar la compra masiva de ropa, calzado y accesorios nuevos. Anteriormente, se consideraba que estas prácticas sólo eran necesarias para las personas que no podían comprar artículos nuevos. Hoy en día, con el interés de las nuevas generaciones por la sostenibilidad y la circularidad en la industria de la moda estas prácticas se están normalizando cada vez más.

 

Tanto en tiendas físicas como en Internet, se encuentran distintos tipos de tiendas que ofrecen diversas alternativas de artículos. Existen tiendas, online y offline, que hacen una curaduría meticulosa de los artículos que tienen en venta y proponen outfits con los mismos, otras que optan por transformar y suprareciclar sus prendas (upcycling) para volverlas más trendy, así como existen plataformas que actúan de intermediarias entre vendedores y compradores facilitando la logística.

Hasta aquí todo muy bien. Sin embargo, el factor responsable y circular de las ventas de segunda también se ha visto afectado por la popularidad del fast fashion. 

 

Parte de la obsolescencia de la venta de prendas de segunda como solución responsable a la compra masiva de ropa nueva se debe a que las plataformas virtuales que se dedican a este modelo están inundadas de artículos de moda rápida, poliéster y materiales sintéticos. Además, no cuentan con mecanismos para detectar o filtrar si realmente son prendas de segunda. En estas plataformas se encuentran cada vez más cuentas que se dedican a comprar fast fashion al por mayor y venderla en estas páginas como si fueran de segunda.

La plataforma francesa de venta de artículos de lujo de segunda Vestiaire Collective tomó medidas al respecto en noviembre de 2022, al prohibir la venta de marcas de fast fashion en su página web. Con esta iniciativa la empresa ha optado por enfocarse en educar a sus usuarios mostrándoles alternativas de artículos de segunda de marcas más responsables y que emplean materiales más duraderos.

Fuente: https://www.retailgazette.co.uk/blog/2022/11/vestiaire-collective-bans-fast-fashion-brands/

 

Por otro lado, la normalización de la venta y compra de ropa de segunda también ha traído consigo un cambio de pensamiento no tan positivo en los consumidores. Más que optar por comprar algo de segunda y utilizarlo numerosas veces, los consumidores están comprando artículos nuevos con la idea de usarlos una vez y venderlos para tratar de recuperar la inversión y poder comprar más artículos nuevos. Estas prácticas dificultan que el modelo de venta de ropa de segunda alcance su objetivo de alargar la vida útil de la mayor cantidad de prendas posibles.

Hay marcas que también han adoptado sus propios modelos de venta de ropa de segunda. Patagonia y GANNI ofrecen opciones de reparación de prendas para reducir la cantidad de artículos de sus marcas que terminan en rellenos sanitarios y asegurar que se mantengan en circulación por más tiempo. También existen marcas que reciben ropa usada de cualquier marca y la intercambian por descuentos o crédito en la tienda, la responsabilidad y circularidad de este modelo es difícil de comprobar ya que estas marcas no logran demostrar que reutilizan o reciclan la ropa que reciben.

Fuente: https://internetretailing.net/two-new-approaches-to-sustainable-retail-patagonia-and-decathlon/

El modelo de solo venta y compra de ropa de segunda se ha vuelto una solución obsoleta frente a los desafíos de sostenibilidad que presenta la industria de la moda hoy en día. Aunque no es un modelo perfecto, continúa siendo una alternativa positiva para alargar la vida útil de las prendas y retrasar su llegada a los rellenos sanitarios. La adición de prácticas como el suprareciclaje y las reparaciones contribuyen a la actualización de este modelo y lograr que  sea cada vez más circular.