Por Jaqueline Quesada

Las recientes políticas comerciales anunciadas por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, podrían tener efectos significativos en la industria de la moda en México y, en menor medida, en el resto de América Latina. Trump propone un arancel del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá, así como un incremento del 10% en productos de China, medidas que buscan abordar preocupaciones sobre inmigración y seguridad fronteriza. En respuesta, el gobierno mexicano ha señalado que podría adoptar medidas recíprocas.

México, como uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos, enfrenta un escenario complejo. Según datos de Expansión, las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos superaron los 406,000 millones de dólares entre enero y septiembre de 2024, con una parte significativa correspondiente al sector textil y de moda.

La imposición de aranceles podría encarecer los productos mexicanos, reduciendo su competitividad en el mercado estadounidense. Además, estos cambios podrían afectar las cadenas de suministro que dependen de insumos textiles de bajo costo, principalmente provenientes de China. Según Statista, China exportó textiles valorados en aproximadamente 150,000 millones de dólares en 2022, y el aumento de aranceles a estos insumos incrementaría aún más los costos de producción.

Repercusiones y adaptaciones en Latinoamérica

Aunque los aranceles están dirigidos específicamente a México, las tensiones comerciales pueden tener un efecto indirecto en otros países de América Latina. La región, que depende en menor medida de las exportaciones directas a Estados Unidos, podría enfrentar dificultades debido al encarecimiento de insumos y la posible redistribución de cadenas de suministro globales.

Una de las principales estrategias para mitigar estos impactos sería fortalecer las capacidades de producción local y reducir la dependencia de proveedores internacionales. Sin embargo, la limitada infraestructura en varios países latinoamericanos dificulta una transición rápida. Como señala el informe State of Fashion 2025 de Business of Fashion, esta carencia representa un desafío significativo para avanzar hacia modelos de producción más sostenibles.

En este contexto, la sostenibilidad podría convertirse en un área de oportunidad para las marcas latinoamericanas, especialmente aquellas que buscan diferenciarse en mercados locales y globales. A pesar de los desafíos, las políticas comerciales actuales subrayan la importancia de diversificar mercados, invertir en infraestructura local y fortalecer la resiliencia regional para garantizar la competitividad de la moda latinoamericana en un entorno global cambiante.