Por Jaqueline Quesada

Imagina esto: estás en una tienda de ropa, buscando una prenda nueva. Ves una etiqueta que dice «hecho con poliéster reciclado». ¡Genial!, piensas, estás contribuyendo al planeta. Pero, ¿es realmente así de simple?

La industria de la moda, responsable del 10% de las emisiones globales de carbono y del 20% de la contaminación del agua potable, busca desesperadamente un cambio de imagen. El poliéster reciclado (rPET), nacido de botellas de plástico y otros desechos, se presenta como el protagonista de esta transformación. Sus credenciales son atractivas: su producción consume hasta un 59% menos de energía que la del poliéster virgen y reduce las emisiones de CO2 en un 32%. Además, evita que toneladas de plástico, de las cuales solo el 9% se recicla a nivel mundial, terminen en vertederos o en el océano. 

Sin embargo, detrás de esta aparente revolución verde se esconden sombras. La producción de rPET, aunque más eficiente, sigue consumiendo energía y generando contaminación. Su reciclaje, aunque posible, no es infinito y, al final de su vida útil, el rPET también se convierte en residuo.

El problema de las microfibras, esas diminutas partículas que se desprenden al lavar la ropa, es otro punto crítico. Tanto el poliéster virgen como el reciclado contribuyen a esta contaminación, representando hasta el 35% de los microplásticos primarios que invaden nuestros océanos y entran en la cadena alimentaria.

«El rPET es un paso en la dirección correcta, pero no la panacea», advierte la organización ambientalista Greenpeace. «La industria debe ir más allá del reciclaje, explorando fibras alternativas y adoptando prácticas de diseño circular».

La pregunta crucial sigue en el aire: ¿es el rPET realmente mejor que el poliéster virgen? La respuesta no es simple. Ambos se derivan de combustibles fósiles, ambos son tóxicos en cierta medida y ambos liberan microfibras. Incluso hay estudios que sugieren que la huella de carbono del rPET puede ser, en algunos casos, mayor que la del poliéster virgen.

En Latinoamérica, el rPET se está abriendo camino como una alternativa prometedora en la búsqueda de una industria de la moda más sostenible. Marcas como Maaji en Colombia, Elementa en México y Osklen en Brasil están liderando el cambio al incorporar rPET en sus colecciones, demostrando que la moda y la sostenibilidad pueden ir de la mano. A pesar de los desafíos, como la necesidad de mejorar la infraestructura de reciclaje y aumentar la conciencia sobre el impacto ambiental del poliéster, el futuro en la región es prometedor. La colaboración entre marcas, gobiernos y organizaciones no gubernamentales será clave para impulsar la adopción de fibras sostenibles y construir una industria más responsable. 


Fuentes:
https://www.greenpeace.org/mexico/blog/906/reciclar-el-plastico-no-sirve-te-decimos-por-que/
https://coolhuntermx.com/moda-05-2022-moda-sustentable-en-latinoamerica/
https://simalco.com/el-futuro-de-la-moda-en-latinoamerica-es-sostenible/
https://www.rockyarte.com/moda-sostenible-america-latina-marcas-industria/
https://www.esterxicota.com/poliester-reciclado-o-poliester-virgen/