Por: Ileana Gonzalez
Hace unos días comenzó uno de los eventos deportivos más importantes del mundo: los Juegos Olímpicos. Este año, se están llevando a cabo en Paris, Francia.
Para Roel Puijk, los Juegos Olímpicos se diferencian de otros eventos deportivos por ser un encuentro de muchos países y disciplinas deportivas reunidos en un mismo lugar, así como por sus elaborados aspectos ceremoniales. Tanto la ceremonia de apertura como la de clausura se han convertido en eventos públicos y artísticos, vistos simultáneamente por millones de espectadores en todo el mundo. La ceremonia de apertura no solo es importante para presentar la cultura nacional de la ciudad o nación anfitriona del evento, sino también como escaparate para los países participantes a través de su bandera y, sobre todo, del uniforme durante la ejecución de las disciplinas y el desfile de los atletas.
¿Cómo surge el uniforme en los Juegos Olímpicos?
Según Patricia Reymond, en los primeros Juegos Olímpicos, los participantes usaban su propia ropa deportiva o trajes, incluso durante los eventos y ceremonias de protocolo. Para identificar a cada país participante, se utilizaron signos distintivos como insignias, brazaletes o dorsales, y ropa de colores codificados.
En 1908, se realizó el primer desfile de los atletas en Londres, donde desfilaron en grupos divididos por país y organizados en orden alfabético, finalizando el desfile con el anfitrión de los juegos. Sin embargo, fue en los Juegos de Paris 1924 donde cobró singular protagonismo al permitirse que las delegaciones de los países participantes pudieran desfilar sin necesidad de vestir indumentaria deportiva. Esto motivó que los diferentes Comités Olímpicos Nacionales comenzaran a valorar la uniformidad de sus deportistas por cuestión de imagen. Así, la Parada de los Atletas se convirtió, junto a la llegada de la antorcha olímpica, en uno de los momentos más esperados de la ceremonia inaugural de los Juegos.
Parada de los Atletas. Juegos Olímpicos 1924, Paris, Francia.
Créditos: Keystone/Hulton Archive/Getty Images.
De esta manera, el uniforme toma dos formas: los uniformes que usan los miembros de la delegación fuera de las competiciones y la ropa deportiva que sigue las reglas de las Federaciones Internacionales de Deportes.
El Poder del Uniforme: Representación y Orgullo en el Escenario Olímpico
Hace unos días, previo a la ceremonia, comenzaron a circular por redes sociales las imágenes de los uniformes de cada país. Algunos de los destacados fueron: el uniforme de Mongolia, diseñado por la marca local Michel & Amazonka, inspirado en la túnica tradicional Deel, que contiene en sus bordados numerosas referencias al evento y a la cultura local. Además, el uniforme de Haití, creado por la diseñadora haitiano-italiana Stella Jean, utiliza el chambray, un material sostenible hecho en Haití e incluye la obra del pintor haitiano Philippe Dodard. También se destacó el uniforme de Canadá, confeccionado por la marca Lululemon e ideado por el artista indígena Mason Mashon, que se inspira en las auroras boreales.
Uniforme de Mongolia por la marca Michel & Amazonka.
Créditos: Michel & Amazonka
Sin embargo, algunos uniformes recibieron fuertes críticas en sus países de origen. Esto se debió a que, para algunos, los colores, siluetas, estampas no representaban al país; otros criticaron la elección de marcas y diseñadores extranjeros en lugar de locales, y finalmente, hubo crítica por la falta de creatividad a causa de diseños simples que no transmitían nada.
Este desencanto se debe a que los atletas encarnan la imagen de su nación. En este sentido, Stuart Hall entiende la identidad nacional como la narrativa de la nación que proporciona una serie de elementos como historias, imágenes, eventos históricos, símbolos y rituales nacionales, que simbolizan y representan las experiencias compartidas que dan sentido a la nación. Por lo tanto, los uniformes plantean preguntas sobre el sentido de pertenencia, la individualidad y la conformidad.
Uniforme de Lituania para los Juegos Olímpicos 1992, Barcelona, España. Fue diseñado por Issey Miyake, quién utilizó los colores de la bandera del país en representación a la reciente independencia de la Unión Soviética.
Para Henri Tai, un buen diseño de uniformes olímpicos debe incluir: un buen conocimiento de la cultura nacional, la capacidad de determinar los códigos de identidad del país, el uso de materiales de calidad que tengan sentido, la creación de diseños o piezas fuertes y emblemáticas, una estrecha colaboración con los atletas y la selección de un fabricante capaz de producir uniformes que se ajusten a todos los atletas.
Como señala Reymond, los atuendos «hablan» a los individuos que componen las naciones multiculturales en las que se han convertido la mayoría de los países en el siglo XXI. Por lo tanto, el diseño debe capturar la esencia de la narrativa nacional a través de la reinterpretación de símbolos y colores nacionales, siendo capaz de generar orgullo en su país y atraer las miradas del resto de los países. La moda se convierte así en una herramienta poderosa para proyectar la imagen de un país y fortalecer el sentido de identidad nacional.
Referencias bibliográficas
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da Silva, B. D. O., Tricárico, L. T., & Pereira, Y. C. C. (2020). A espetacularização de identidades nacionais em cerimônias de abertura dos Jogos Olímpicos. Comunicação & Informação, 23.
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Reymond, P. (2021). Get Dressed for the World’s Largest Party: Olympic Uniforms through the Ages. Tratto il giorno Giugno, vol. 17, p. 2023.
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