En este artículo, revisaremos uno de los looks más representativos de la pasarela de Otoño/Invierno 1988 de la reconocida marca italiana Prada, bajo la dirección de María Bianchi, más popularmente conocida como Miuccia Prada.

 

Lamentablemente, la conexión entre la moda y regímenes totalitarios no es infrecuente, ya que estas ideologías percibían la vestimenta como un punto crucial para el control de la población. En la actualidad, conocemos a diversas personalidades que fueron simpatizantes, como lo evidencia la historia de Gabrielle Chanel, quien actuó como espía nazi, y el viral video de Galliano, en el cual mostraba simpatía por el mismo partido.

Para entender la relación entre la pasarela de Prada en 1988 y el fascismo italiano, es necesario adentrarnos un poco más en su historia. La casa de moda nació bajo el nombre de «Fratelli Prada» o «Hermanos Prada», y, como sugiere este nombre, fueron los hermanos Martino y Mario Prada quienes abrieron su primera tienda de marroquinería en la Galleria Vittorio Emanuele II en 1913. Miuccia heredó la marca a finales de los años setenta, convirtiéndose en la tercera generación de la familia en hacerlo. Sin embargo, su historia es diferente. Inicialmente, se dedicó al estudio de ciencias políticas y, posteriormente, al teatro. Fue una militante activa del partido comunista italiano y participó en el movimiento por los derechos de la mujer. Miuccia, junto con su esposo, expandió la marca hacia nuevas áreas del diseño, incluyendo la moda, con su primera pasarela en 1988.

En las fotografías, podemos observar cómo las influencias de las estructuras militares están presentes. Sería fácil asumir que una referencia a un traje militar fascista es una apología de la ideología. Sin embargo, en el caso de Miuccia, con su conocimiento y activismo, presenciamos una ingeniosa presentación que, en contraposición a lo que podría suponerse, se convierte en una astuta burla lujosa.

Las referencias son evidentes en ambas imágenes, ya que esta pasarela hace referencia a varios aspectos de la vida cotidiana italiana, incluyendo a trabajadoras, amas de casa y elementos militares. Para entender por qué esto no es un homenaje, debemos tener en cuenta que en la agenda fascista italiana existía un programa con una comisión llamada Ente Nazionale della Moda (ENM), que creó una lista de códigos específicos para la vestimenta femenina. Este programa intentó imponer un estilo «femenino» y «tradicional». Como se resume acertadamente: «La Nueva Mujer Italiana iba a ser el modelo de feminidad representada por los cortes de ropa deportiva de punto que enfatizaban el cuerpo y aceptaría su lugar en la familia patriarcal, ataviada con encajes hechos a mano y delantales bordados del tradicional atuendo matrimonial». Esto está en completo contraste con una chaqueta militar para mujeres.

El crítico de moda Bliss Foster ofrece una perspicaz observación cuando compara la chaqueta militar diseñada por Benito Mussolini con la reinterpretación de Miuccia Prada. En el caso de la chaqueta de Mussolini, esta estaba diseñada para enfatizar y exagerar la masculinidad, con bolsillos que asemejan pectorales y una estructura que resaltaba la figura «varonil». Este diseño refleja la visión tradicional de la masculinidad promovida por el régimen fascista de la época, que buscaba imponer una imagen fuerte y dominante para los hombres.

Sin embargo, cuando observamos la chaqueta y los bolsillos creados por Miuccia Prada, notamos un enfoque completamente diferente. Estos elementos se transforman para asemejarse más al busto de la silueta «femenina». Esta elección va en contra de las expectativas y las normas impuestas por el régimen fascista y su comisión de moda, el Ente Nazionale della Moda (ENM), que promovía un estilo «femenino» y «tradicional». 

La elección de Miuccia Prada de transformar la chaqueta militar en algo que contradice estas expectativas establecidas es precisamente una forma de ironía por parte de la diseñadora. Con su trayectoria y educación en ciencias políticas, teatro y su militancia activa en el partido comunista italiano, Miuccia Prada poseía un profundo entendimiento de las dinámicas de género y de la política de la moda. Al transformar la chaqueta militar en una prenda que celebra la figura «femenina» en lugar de la masculina, está desafiando de manera sutil pero impactante la visión tradicional de género promovida por el régimen fascista.

En esencia, esta reinterpretación de la chaqueta militar no busca exaltar ni rendir homenaje a la ideología fascista, sino que se convierte en un acto subversivo que cuestiona y se burla de las normas que fueron impuestas.

El enfoque único de Miuccia Prada en su diseño de moda se traduce en una forma distintiva de representar la cotidianidad y cuestionar las normas convencionales de belleza en la industria de la moda. La marca Prada ha llegado a ser conocida como la encarnación del «Ugly Chic», un término que desafía las convenciones tradicionales de la moda al abrazar elementos considerados poco convencionales o incluso «feos». Este enfoque, en el que lo estético no se desconecta por completo de lo «feo», es una declaración audaz que va más allá de la mera estética.

En la industria de la moda, donde la belleza convencional a menudo se eleva como el estándar a seguir, Prada se distingue al abrazar y subvertir conscientemente estas expectativas. Miuccia Prada desafía la idea de que la moda debe ser exclusivamente elegante o hermosa en términos tradicionales. En lugar de adherirse a las convenciones de lo «hermoso», Prada utiliza la moda como un medio para explorar ideas más profundas y provocadoras.

En el contexto de la chaqueta militar de 1988, Prada utiliza la simbología militar no para glorificar o idealizar el régimen fascista, sino como una herramienta de expresión artística. Al tomar un símbolo asociado con el poder y la autoridad militar y transformarlo en algo que celebra la feminidad de una manera inesperada, Prada plantea preguntas sobre las normas de género y desafía las expectativas impuestas por el régimen fascista y la sociedad en general.

Finalmente lo que nos propone este enfoque innovador de la moda demuestra que la ropa puede ser más que una simple expresión de estilo personal; puede ser una forma de comunicar ideas, desafiar normas sociales y políticas, y cuestionar las percepciones convencionales de belleza y buen gusto. La chaqueta de Miuccia Prada en la pasarela de 1988 se convierte así en un vehículo para transmitir un mensaje importante sobre la emancipación de las mujeres y la subversión de las construcciones de género, mientras desafía la idea de que la moda debe limitarse a lo hermoso o convencionalmente atractivo. 

 

Referencias:

1.- Ursula (2023) The fashion fascisti: Mussolini’s design for the ‘New Italian Woman’, Chrystyna Lucyk-Berger. Disponible en: https://inktreks.com/2019/09/21/fashion-fascis

2.- O’hagan, A. (2013) Power of one | Miuccia Prada’s circle of Influence, The New York Times. Disponible en: https://www.nytimes.com/2013/05/27/t-magazine/power-of-one-miuccia-pradas-circle-of-influence.html

3.- Bacanas (2019) Miuccia Prada (1949), Mujeres Bacanas. Disponible en: https://mujeresbacanas.com/miuccia-prada-1949/

4.- (No date) Eugenia Paulicelli. Disponible en: http://eugeniapaulicelli.com/fascism/