Por: Ileana Gonzalez

La resistencia hace referencia a aquellas acciones ejercidas con la intención de oponerse o mantenerse firme ante una idea o pensamiento. Esta palabra tan fuerte y poderosa, generalmente se relaciona a grandes movilizaciones, marchas y luchas.

Manifestación por la liberación de la mujer en Nueva York el 26 de agosto de 1970. 

Fuente: Huffpost

 

Sin embargo, a lo largo de la historia ha existido un tipo de resistencia que ha sido imperceptible pero poderoso, el cual muy poco se habla de él. Se trata, según el antropólogo James C. Scott, de formas de resistencia cotidianas. Con este concepto nos ilumina a ver y reconocer aquellos actos insignificantes, individuales y a veces encubiertos y no tan llamativos que se manifiestan en las prácticas del día a día. Es una forma de desobediencia pasiva dotado de intenciones, valores y propósitos que, aunque no ocupan titulares, multiplicados por mil pueden generar un cambio y ser más efectivos que las confrontaciones directas. 

De esta manera, la moda entendida como un modo de transmitir un sentir social en un momento histórico determinado, nos permite entender cómo el acto individual, insignificante y cotidiano como es el acto de vestir y adornar nuestro cuerpo puede ser un vehículo de lucha y resistencia.

Prendas realizadas por Dos Latinas. Realizadas con el propósito de transmitir un mensaje y destinar las ganancias para talleres en zonas rurales de México y Colombia. 

Fuente: Cartel Urbano.

Un claro ejemplo de esto es el uso de trenzas por la población de esclavos africanos durante el comercio de personas esclavizadas en el Atlántico. A través del trenzado, se transmitían mensajes y se creaban mapas que indicaban las rutas de escape que les permitía huir de sus captores, siendo una forma discreta y fácil de ocultar. Además, se ocultaban semillas para que los esclavos liberados pudieran cultivar y sobrevivir.

 

Mapas de escape ocultos en los trenzados, utilizado por los esclavos africanos.

Fuente: Afrofeminas. 

Cada día, continuamente elegimos la manera en la cual vamos a presentarnos ante el mundo y la forma en la que queremos ser percibidos por un otro, siendo éstos actos políticos y de resistencia que comunican y transmiten mensajes a nuestro entorno.

Es por eso que, optar por comprar a marcas sostenible, seguir marcas que se inclinen por un comercio justo, la elección de prenda por su color, estampa o silueta, llevar un accesorio, como un pañuelo o un pin, e incluso mantener vivas nuestras raíces a través de la indumentaria, son acciones cotidianas que a simple vista parecen tan insignificante e imperceptibles, pero que generan un impacto a nivel social y contribuyen a producir cambios sociales.